Con el primer rayo de luz que acaricia las sombras, de los lugares más ocultos de la montaña; hasta inundar mi guarida, atravezar mi parpado e incendiar la pupila. Y que yo pueda sentir ese calor que me pone de pie, en ritmo para caminar grandes distancias e infinitas ganas de sentirme vivo.
Para que pueda admirar cada color o aroma, cada forma, cada pensamiento y que sea esa claridad la que acompañe mis actos y guie mis sentimientos. Para que pueda salvar mi escencia de entre los ríos de escencias perdidas, de almas que viven en el tiempo confudidas.
Porque el tiempo apremia a aquel que sin tratar de entenderlo se enfoca en aprender de él, porque la vida se detiene y se vuelve eterna en el momento en que el hombre consigue saber de sí mismo, expandirse más allá de ideologías personales o paradigmas que la misma mente crea al no tener respuesta de lo incomprendido.
Porque sería mas fácil perderse, sin haberse encontrado antes...
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